Año convulso para los partidos políticos en RD
El proselitismo presidencial se adelantó en los partidos, y el 2014 fue de pura precampaña.
SANTO DOMINGO. El 2014 ha sido un año de convulsiones políticas internas
en los partidos, en el que el Partido Revolucionario Dominicano (PRD)
oficializó una nueva separación, el Partido de la Liberación Dominicana
(PLD) puso a prueba su armonía, y el Partido Reformista Social Cristiano
(PRSC) no ha podido poner en pie de guerra su debilitada y reducida
tropa.
Este será recordado como el año en que se formalizó la que
para muchos fue la octava división del PRD, con la salida de un grupo
de dirigentes de esa organización, liderados por el ex presidente
Hipólito Mejía y Luis Abinader.
Ese sector perredeísta se había
nucleado en la “Corriente Mayoritaria” dentro del PRD, tras la crisis
originada luego de los resultados de la Convención del 6 de marzo de
2011, en la que resultó electo Mejía frente a Miguel Vargas, quien
denunció que los comicios fueron contaminados por la votación de más de
300 mil peledeístas.
Los seguidores de Abinader y Mejía se
refugiaron en la Alianza Social Dominicana (ASD), partido de la familia
Abinader, y el 16 de julio solicitaron el cambio de nombre a Partido
Revolucionario Moderno (PRM).
La palabra “Mayoritario” fue
objetada por el PRD y el PLD durante una audiencia en la Junta Central
Electoral (JCE) celebrada el 27 de agosto.
El PRD también rechazó
el logo del PRM por considerar que el puño cerrado con el dedo pulgar
hacia arriba fue una señal que siempre utilizó esa organización. Los
perredeístas aseguraron que el uso de los colores también era alegórico a
ese partido.
Pero finalmente los perremeístas lograron un
acuerdo con la JCE, institución que anunció el 9 de septiembre que la
ASD pasaría a denominarse Partido Revolucionario Moderno (PRM),
aceptándole su simbología y lemas como fueron sometidos.
El
dirigente que decidió quedarse en el PRD para competir por la
presidencia de esa organización, Guido Gómez, fue derrotado por Vargas
en una agitada convención realizada el 20 de julio, en la que finalmente
la sangre no llegó al río.
El 26 de noviembre, el Tribunal Superior electoral (TSE) rechazó el pedido de nulidad de la convención del PRD.