Brasileños vuelven a rendir culto a los “pompis” y eligen el mejor trasero
El culto de los brasileños por los traseros quedó una vez más plasmado ayer en la edición de este año del concurso de belleza “Mis Bumbum”, en el que candidatas de los 27 estados del país disputaron el título a la “mejor cola” y se dejó de nuevo abierta la siempre polémica discusión sobre la “mujer-objeto”.
La sexta edición del “Miss Bumbum” (Miss Pompis) dejó como ganadora en la madrugada de este jueves a Érika Canela, una modelo que representó al estado de Bahía y quien ya fue electa como la “Musa” del club de fútbol Corinthians y reina de una de las escuelas paulistas de samba.
Detrás de Canela se situaron Danny Morais (Santa Catarina), sobrina de la voluptuosa modelo Sabrina Boing Boing, famosa por sus exhuberantes pechos y las múltiples cirugías, y la cantante de “funk” MC Sexy (Río de Janeiro).
El concurso permite que las participantes hayan tenido cirugías plásticas en cualquier parte de su cuerpo menos en su trasero e incluso varias de las aspirantes han tenido que demostrar con radiografías que sus dotes son naturales.
En la categoría de “Miss Bumbum-Mejor edad” la vencedora fue Dona Geralda, de 63 años y exparticipante de la edición brasileña del concurso de telerrealidad “Gran Hermano”, mientras que entre las competidoras del concurso tradicional estuvieron madre e hija: Bruna Ferraz (Roraima) y Eduarda Moraes (Rondonia).
Pero más allá del resultado del concurso en el que más de diez millones de votos en internet escogieron a las quince finalistas y que fue realizado en una discoteca del acomodado barrio paulistano de Vila Olimpia, la presente edición había levantado ya la polémica desde la aparición del afiche con el que se promocionó esta edición.
En el polémico póster, las finalistas recreaban la escena religiosa de la “Última cena” de Jesús con sus apóstoles con poses sensuales y repartiendo el pan, el agua y el vino.
El creador del concurso, Cacau Oliver, defendió la escena con el argumento de que religión y mujer son asuntos que interesan a los brasileños frente al mestizaje de raza y credo con el que fue forjado el país suramericano.
“No estamos ofendiendo a la iglesia, esto es sólo una escenificación” declaró Oliver.
Brasil, por más que desde sus instituciones ha querido desmitificar su rótulo de ser ante los ojos del mundo únicamente el país del fútbol y la samba, con playas en las que mujeres de todas las razas exhiben en diminutos biquinis todos sus atributos, no ha podido escapar a ese estigma.
“Somos las propias mujeres las que hemos permitido eso. Que se siga en una cultura machista de la ‘mujer-objeto'”, declaró a Efe la estudiante y activista Karen Vásquez.
Para Vásquez, la mujer brasileña tolera indirectamente este tipo de “etiqueta” por el que el país es conocido en otros lugares.
“No estamos en contra de que exista libertad y la mujer se exprese como quiera, incluso desnudándose, pero cuando esa libertad se convierte en prisión de la publicidad ahí sí el sentido de las cosas cambia y los ‘pompis’ de las brasileñas siguen siendo esclavos de ese dios publicitario”, opinó.
En algunos países la braga tipo tanga se llega a denominar simplemente como “brasileña” y procedimientos estéticos toman nombres como “Brazilian Butt Lift” (BBL), que es la cirugía para sacar grasa no deseada de algunas partes del cuerpo y remoldear los glúteos.
En el país de Valeska Popozuda (Valeska Caderona) y de la Mujer Melancía (sandía), dos cantantes que primero conquistaron la fama por el meneo de sus traseros, pocas voces defienden abiertamente ese culto por los “pompis”.
“Ver y admirar un trasero es una cosa normal tanto de los hombres como de las mujeres, pero llevar eso como una bandera nacional no deja de ser vergonzoso para un país lleno de libertades y valores para mostrar”, comentó el agente de turismo Diego Ortiz, especialista en temas relacionados sobre la imagen de Brasil.