Por qué la cancelación de la planta nueva de Ford en México no tiene nada que ver con Trump
Más allá de que la decisión pareciera estar en sintonía con la idea de Trump de mudar la producción de autos a suelo estadounidense, los beneficios monetarios de la medida de la automotriz tienen más peso que cualquier razón política.
Ford sacudió a la industria automotriz y a la comunidad empresarial mexicana con el anuncio de este martes sobre la cancelación de los planes para construir una planta de ensamblaje en el estado de San Luis Potosí.
El inició de la construcción estaba planeado para el próximo verano y el de las operaciones estaba previsto para 2018. La planta representaba una inversión de 1,600 millones de dólares y la creación de 2,800 empleos directos en la región.
El anuncio de Ford fue hecho momentos después de un tuit del presidente electo Donald Trump en el que amenazaba a General Motors con establecer tarifas arancelarias si no mudaba la producción de su compacto Chevrolet Cruze de México a Estados Unidos (en realidad GM construye la gran mayoría de los Cruze que vende en Estados Unidos en Lordstown, Ohio y sólo una pequeña cantidad de modelos hatchback –cerca del 2.4% del total vendido en 2016- son construidos en México).
Cuando Ford hizo el anuncio de la construcción de la nueva planta en abril pasado, explicó que el nuevo complejo se encargaría de la fabricación de autos pequeños. La airada reacción del entonces candidato presidencial republicano no se hizo esperar, calificando la decisión de Ford como una desgracia absoluta y reactivó la idea de la creación de tarifas de importación para desincentivar la decisión de Ford.