Frank Reyes: “Yo pedía dinero en las calles para sobrevivir”
Dueño de una de las fortunas más sólidas de la música, El Príncipe de la Bachata realiza inversiones en bienes raíces
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El Nacional 02/03/2021
José Antonio Aybar F.
aybarjo@gmail.com
No todo ha sido color rosa para el bachatero dominicano Frank Reyes, quien tuvo que dormir en el piso, ver cómo lo corrían de una casa por no tener trabajo, comer almendras para saciar el hambre y pedir dinero en las calles para no tener que volver derrotado al campito de Tenares que lo vio nacer.
Hoy, dueño de una de las fortunas más sólidas de la música, El Príncipe de la Bachata rehúye hablar de sus inversiones en bienes raíces, en una empresa licorera y otros negocios que le permiten ayudar a quienes, como él un día, conocen las penurias de la pobreza.Son temas intocables para “El Príncipe de la Bachata”, ya que para él “lo más importante es dar gracias a Dios por las bendiciones que me ha dado, por el apoyo de los medios de comunicación y sobre todo, a mi público que me ha sido fiel desde el primer día”.
Entrevistado en el programa Testigo Radio que se transmite los sábados, a las 10:00 de la mañana, por Dominicana 98.9 y 99.9 FM, el intérprete de Eres Ajena transita en estos días pandémicos por la vía de la buena música con “Aventurero”, el álbum número 18 de una carrera de 29 años ininterrumpidos, apostando a la bachata y del cual promociona el tema que da nombre al disco luego de cuatro años sin pisar un estudio de grabación.
“Es una producción que hice con todo el amor del mundo”, dice y recuerda que el primer tema promocionado fue Decidí. “Sabía que ese tema sería un palo y así lo fue. Luego promovimos Como hojas al viento, el cual ha sido un fenómeno en Italia, Estados Unidos y República Dominicana. Es una gran canción”, asegura el artista.
Reyes es de los contados cantantes que se dan el lujo de pegar en el gusto de la gente una producción musical completa, y “Aventurero” da señales de que no romperá con su buen average. “Saber escoger las canciones es vital, escojo muchas canciones y comienzo a buscar los temas que pueden pegar y poner cuidado en los detalles”, explica.
De llegar a Santo Domingo sin un peso en los bolsillos, Frank Reyes estampó su firma en uno de los contratos discográficos más importantes para un artista local en el 2009.
“En ese momento recibí 625 mil dólares por tres producciones discográficas”, dice al recordar los tiempos difíciles que vivió para construir una de las carreras artísticas más solidas de la música dominicana.
“Hasta para hacer el amor por primera vez es difícil”, ríe.
Recuerda el día en que salió de Tenares “a buscar mi futuro. Yo le dije a mi papá ‘quiero crecer, quiero ser alguien’. Y cuando salí rodé mucho, pedí para comer y decía no voy a volver a mi campo con las manos vacías. Esa era mi meta, no me importaba pasar hambre, ni dormir en la calle”.
Lleno de ilusiones arribó a Los Alcarrizos, donde un amigo de su papá le dio cobijo.
“Pero él también estaba arrimado, dormía en una hamaca en la sala y a mí me pusieron un colchita y una almohadita en el piso”, recuerda el popular bachatero.
Pero a la semana el propietario de la casa los echó. “Llegó un día y nos dijo se me van de aquí los dos, porque solo yo trabajo y no voy a estar manteniendo dos ‘tajalanes’”.
Ese día su deseo de echar hacia adelante creció más y caminando sin rumbo se encontró con otro amigo de su padre que le dio albergue.
“Él compró una camita sándwich que de noche colocaba en la sala de su casa. Me ganaba la comida recogiendo desperdicios en casas de familia para alimentar unos cerdos que él tenía”, rememora el artista.
Un buen día un señor que pasaba frente a la casa le preguntó si tenía trabajo a lo que Reyes respondió negativamente. “Me llevó a una pollera para descargar pollos de los camiones. Nunca me pagaron un centavo, un día se mudaron y me dejaron en la casa abandonada, sin cama, sin cocina, sin nada y ahí comencé a deambular por las calles, pedía una peseta para comer, me subía a una mata de almendras para comer”, confiesa.
Su suerte cambió cuando se acercó a un almacén para ayudar a desmontar las provisiones que llegaban en camiones. “Ayudaba en todo, hasta que me tomaron confianza y me llevaron a trabajar a un colmado. Ahí comienzo yo a comer, tener un techo y me pagaban 25 pesos mensuales. Es cuando me establezco como comerciante”.
Instalado en el colmado, ubicado en el sector de Herrera, un domingo de poco movimiento tomó su guitarra, la que aprendió a tocar a los 13 años de edad, y comenzó a entonar melodías. Ahí comenzaría el cambio de su vida.
“Un domingo, tocaba la guitarra, cabizbajo, pensando que será de mi vida, si seré artista o comerciante, mientras cantaba y un señor que tenía rato observándome tocó dos veces el mostrador para llamar mi atención. Ese señor (Genao Lara) me dijo que yo cantaba lindo, que yo tenía el talento y el tenía el billete, que si firmaba un contrato en un mes estaríamos grabando”.
Un cantante sin experiencia, un empresario sin experiencia, armaron un grupo de músicos sin experiencia y grabaron el primer álbum: “Tú serás mi reina”, el cual se pegó solo en Puerto Plata, Higuey, Baní. Corría el año 1992.
Frank Reyes abandonó el colmado y grabó cinco producciones por 25 mil pesos (5 mil por disco). Al finalizar el contrato el artista y el disquero no se pusieron de acuerdo para continuar trabajando.
El gran salto se dio en 1996 cuando Víctor Reyes de JVN Records, la división de bachata de J&N Records llegó con una propuesta de 25 mil dólares por la primera producción, 30 mil por la segunda y 35 mil por la tercera.
“Le dije que era poco dinero para mí, pero realmente no quería que él viera desesperación en mí, imagínate, yo no había visto 50 mil pesos juntos. Me dio hasta el otro día para que lo pensara y yo loco que amaneciera para llamarlo”, recuerda Reyes.
A las 10:00 de la mañana Frank lo llamó y le dijo que había hablado con su abogado, quien estaba de acuerdo con la firma del contrato.
“Yo nunca había visto un abogado, le dije eso para darle importancia al asunto. Nos reunimos en la tarde y firmamos el contrato, entonces me entregó un avance de 10 mil dólares con los que compré mi primera casa y desde ese momento hasta el día de hoy estoy construyendo”, asegura el artista que, a partir de ese contrato, también ha labrado una de las carreras más exitosas del género de amargue.