Los XII Juegos, un parto muy doloroso

Después de intensas jornadas de trabajo el país pudo salir adelante con
unos maravillosos juegos que el pueblo lloró al despedirlos

Ramón Rodríguez

Santo Domingo

Una verdadera odisea pasó la dirigencia
deportiva de la época para lograr conseguir, organizar y presentar los
XII Juegos Centroamericanos y del Caribe de 1974. Sin embargo, los
organizadores y promotores de esa gran empresa, además de los atletas y
el público en general terminaron despidiendo con lágrimas arrancadas por
la emoción de ver irse un evento que unió a la familia deportiva
nacional que puso en evidencia la fraternidad de los pueblos.
Los
juegos dejaron muchos protagonistas y resultaron en un gran triunfo
para el deporte dominicano, el Gobierno del presidente Joaquín Balaguer y
la dirigencia deportiva de entonces.
El artífice principal de esa
gran epopeya fue, sin duda alguna, Juan Ulises García Saleta (Whiche),
presidente del Comité Olímpico Dominicano, que tuvo detrás a un comité
ejecutivo que se integró a tiempo completo a la tarea de “trabajar para
quedar bien”.
Muchos de esos héroes ya no están hoy con nosotros,
pero dejaron un gran legado a la sociedad dominicana y especialmente a
la comunidad deportiva nacional.
Gente de la talla del profesor
Virgilio Travieso Soto, que dejó a una gran legión de dirigentes y
técnicos que todavía hoy gravitan en el deporte, es muestra del efecto
de su labor.
Lo mismo puede decirse del doctor Emil Kasse Acta,
prestigioso profesional de la medicina que atrajo a profesionales que
sirvieron después por muchos años al deporte; Marcos A. Jiménez,
entonces un oficial superior se integró a esta ambiciosa empresa y jamás
ha roto su vínculo con el deporte.
Más que las 16 medallas
alcanzada por los atletas dominicanos, el país heredó el más grande
complejo deportivo que aún prevalece hoy: el Centro Olímpico Juan Pablo
Duarte, gracias a la visión de Whiche García Saleta que logró convencer
al Gobierno para que se empoderara y levantara allí las más grandes y
modernas instalaciones de la época.
A pesar de los contratiempos
el Estado Dominicano se vio compelido a enfrentar con determinación un
complejo deportivo que hoy es el principal pulmón de la ciudad capital,
además de dejar un estadio olímpico que acogió las ceremonias de
inauguración y clausura de los XII Juegos Santo Domingo 1974; el Palacio
de los Deportes, otra majestuosa obra, así como el velódromo y el
complejo acuático que aún prevalecen, sumado a estos el complejo de
canchas de tenis, los plays de béisbol, pabellón de voleibol y el de
gimnasia, entre otros.

CORTOS
El número 1 en 100 y 200.- El
velocista Silvio Leonard, ubicado como número uno para el 1974 en el
ranking mundial de los 100 y 200 metros planos, fue un doble ganador en
las pruebas de los XII Juegos. En la primera prueba se impuso con un
registro de 10.49 segundos, seguido por sus compatriotas José Triana M.
(10.67) y Pablo Montes (10.77). En los 200 metros triunfó con una marca
de 20.99 segundos por delante de los también cubanos Pablo Bandomo
(21.37) y Triana M. (21.54).
Cuatro inmortales en la cancha.- El
equipo de baloncesto masculino de la República Dominicana tuvo una
marca de tres victorias y tres derrotas, válido para el cuarto lugar en
los XII Juegos Centroamericanos y del Caribe. Entre los jugadores que
formaron el combinado ya hay cuatro que han sido incluidos en el
Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano. Ellos son Eduardo Gómez
(1995), Franchy Prats (2002), Miguel –Pepe- Rozón (2004) y Manolito
Prince (2012).
A las Grandes Ligas.- Del
combinado de béisbol que obtuvo la medalla de plata, tres jugadores
llegaron a las Grandes Ligas. El lanzador Silvio Martínez laboró durante
5 años con los Medias Blancas y San Luis. Compiló marca de 31-32 con
efectividad de 3.88 en 107 partidos, 87 como abridor. Alberto Lois,
actuó como corredor emergente y jardinero en las campaña de 1978 y 1979
con los Piratas.
En 14 juegos bateó de 4- 1 (.250) que fue un triple, con
seis anotadas y un robo de base. Alejandro Taveras, quien defendía las
posiciones de segunda, tercera base y torpedero, estuvo con Houston
(1976) y los Dodgers (1982- 1983). En 35 encuentros tuvo un average de
.208 (53-11) con un doble, 4 remolcadas y una base robada.
El campeón de los nocauts.- El
puertorriqueño Wilfredo Gómez, ganador del torneo de boxeo de los XII
Juegos en la categoría de los 54 kilogramos, fue campeón mundial
aficionado en Cuba en 1974 y tres veces campeón mundial en el deporte
rentado. Encadenó una racha de 32 victorias por nocaut –tercera mejor en
la historia- y defendió su primer título (super gallo) en 17 ocasiones,
todas por nocauts, lo que constituye el récord mundial de defensas
seguidas por esa vía en cualquier división. Su récord en total fue de 48
peleas, 44 victorias -4 2por nocaut-, tres derrotas y un empate.

Visionario de los Juegos
El prestigio alcanzado
por Juan Ulises García Saleta ganó la atención de los líderes mundiales
del deporte. Al país vino Lord Kilani, presidente del Comité Olímpico
Internacional, así como Clark Flores, presidente de la organización
Deportiva Centroamericana y del Caribe y posteriormente José Bera Casa
también brindó su apoyo a la iniciativa del “Quijote” dominicano que
consiguió el apoyo del Gobierno para salir bien de este trance.

Brazo ejecutor del Gobierno
El ingeniero
Bienvenido Martínez Brea, fue la personalidad escogida por el Presidente
Joaquín Balaguer para llevar a cabo todas las obras que desde el
Gobierno fueron financiadas para posibilitar la celebración de los XII
Juegos Centroamericanos y del Caribe de 1974. Con Bebecito Martínez Brea
vino una gran legión de funcionarios y colaboradores del Gobierno que
echaron mano a la obra y junto a la dirigencia deportiva salieron bien
de ese compromiso del país.Juan Ulises García Saleta,
en su condición de principal líder deportivo que había iniciado una
lucha desde 1964, cuando comenzó a poner los cimientos de lo que hoy es
el Centro Olímpico, tuvo que enfrentar un calvario de persecuciones y
fue llevado a la justicia varias veces y sentado en el banquillo de los
acusados. Sin embargo, la historia cuenta que fue en 1966 cuando
definitivamente se ponen los cimientos en poco más de 700 mil metros
cuadrados de lo que fue el aeropuerto General Andrews, a pesar de la
negativa del Gobierno para expropiar los terrenos, pero en ocasión de
los XII Juegos, el Gobierno se vio precisado a apoyar esa empresa e
invirtió unos 20.0 millones de pesos para la construcción de todo lo que
fue, en ese entonces, el Centro Olímpico Juan Pablo Duarte.

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