Placenta en el menú de las madr es de Oregón
LOS ANGELES. (BBC Mundo). Es fácil encontrar en internet recetas
culinarias dirigidas a las madres que, después de dar a luz, deciden
llevarse a casa sus placentas para consumirlas por los beneficios para
la salud que se le atribuyen a este órgano efímero. Se trata de una
práctica minoritaria que en los últimos años está ganando adeptos,
particularmente en Estados Unidos y Europa. A principios de 2014, en
Oregón (noroeste de Estados Unidos) entró en vigor una ley que recoge el
derecho de las mujeres a que, cumpliendo determinados requisitos,
puedan llevarse las placentas del hospital, ya sea para comerlas o para
realizar con ellas algunos de los rituales que son comunes en algunas
culturas tras el nacimiento de un bebé.
En la actualidad, en gran parte de EE.UU. son los centros
hospitalarios los que deciden a discreción entregar las placentas a las
madres.
Los defensores de la llamada placentofagia humana aseguran, entre otras
cosas, que ingerir la placenta ayuda a las madres a combatir la
depresión postparto, incrementa sus niveles de energía y estimula la
producción de leche materna.
Además, argumentan que la placentofagia es practicada por la mayor
parte de los mamíferos y señalan que desde hace siglos en la medicina
tradicional china se utiliza la placenta por sus propiedades
curativas. Lo cierto es que hasta ahora no se han llevado a cabo
estudios científicos relevantes que confirmen o desmientan las supuestas
propiedades beneficiosas del consumo de placenta.
Pese a ello, cada vez son más las mujeres que se apuntan a esta
práctica, lo que ha hecho que en EE.UU. se multipliquen las compañías
que ofrecen servicios de encapsulación de placentas -para que la madre
la pueda ir consumiendo diariamente como si se tratara de un suplemento
vitamínico- o que incluso las cocinan en diferentes platos.
¿Lasaña de placenta?
No se han llevado a cabo estudios científicos relevantes que confirmen las propiedades beneficiosas del consumo de placenta.
Entre esas compañías se encuentra Tree of Life, fundada hace siete años en Portland (Oregón) por Raeben Nolan.
Según le contó Nolan a BBC Mundo, cuando empezó a trabajar en este campo
eran muy pocas las personas en su ciudad que procesaban las placentas,
mientras que ahora son más de 30 los negocios que se dedican a ello.
Entre los diferentes servicios que ofrece el más popular es el de
encapsulación, aunque algunas madres la contratan para que cocine las
placentas.
“Muchas culturas consumen las placentas de diferentes formas. En mi
caso ofrezco prepararlas en sopas o incluso en una lasaña. Pese a todo,
los platos no son tan populares como las cápsulas. Estas tienen la
ventaja de que se pueden tomar durante más tiempo, lo que ayuda a la
recuperación a largo plazo”, explica Nolan. En su opinión, el hecho de
que “la mayoría de los mamíferos se coman sus placentas tras dar a luz”
viene a demostrar que se trata de algo natural.
“Durante el parto las madres gastan mucha energía y acaban muy
debilitadas, así que ingiriendo la placenta recuperan mucho de lo han
perdido”, señala. ”Derecho a decidir”Jodi Selander dirige en Nevada
(oeste de EE.UU.) la organización Placenta Benefits, que se dedica a
promover el consumo de placenta y ofrece información a las madres sobre
esta práctica, además de entrenar a profesionales en la encapsulación de
este órgano.
Los defensores de la placentofagia aseguran que ingerir la placenta
ayuda a las madres a combatir la depresión postparto, incrementa sus
niveles de energía y estimula la producción de leche materna. “Los
principales beneficios de los que hablan las madres que comen sus
placentas son la mejora del estado de ánimo y el aumento de la
producción de leche materna, así como de los niveles de energía”,
explica Selander en conversación con BBC Mundo.
La especialista cree que leyes como la aprobada en Oregón “son muy
importantes ya que, para que el consumo de placenta se convierta en una
práctica más extendida, hay que darles a todas las mujeres el derecho a
decidir si quieren hacerlo o no”. ”En los últimos ocho años, desde que
empecé con mi compañía, el número de mujeres que consumen sus placentas
ha aumentando muchísimo. Lo sé por la cantidad de consultas y de
clientes que tenemos, tanto dentro como fuera de EE.UU.”. ”Las placentas
son una parte natural del proceso de dar a luz y hay que dejar de
verlas como elementos desechables”, apunta la especialista.
Hasta ahora la lista de beneficios del consumo de placenta se ha
elaborado en base a los testimonios de la madres, sin que se haya
llevado a cabo un estudio médico riguroso.
Falta de estudios
Daniel Benyshek, antropólogo médico y profesor de la Universidad de
Nevada-Las Vegas está realizando la que asegura es la primera
investigación clínica sobre este asunto, en la que participan unas 100
mujeres a las que se administrará placenta encapsulada y placebo.
“Tenemos muchas pruebas anecdóticas que apuntan a que las mujeres
experimentan beneficios reales. Pese a ello, la mayoría de los
profesionales de la salud se muestran escépticos ya que no hay estudios
científicos que confirmen no sólo que el consumo de placenta es efectivo
sino también seguro”, le dijo Benyshek a BBC Mundo.
La placenta satisface las necesidades de nutrición del feto durante
su desarrollo. ”Cuando empecé a interesarme sobre este tema investigamos
si había en el mundo otras culturas en las que las madres consumieran
sus placentas. Analizamos 179 culturas y no encontramos ni una sola en
la que fuera una práctica habitual”, apuntó el experto.
“Lo que sí encontramos fueron muchos ejemplos de culturas que
utilizan las placentas en rituales y ceremonias. En algunos lugares las
entierran, las incineran o las cuelgan de un árbol”, explicó
Benyshek. Según el investigador, pese a que en la medicina tradicional
china sí que se practica el consumo de placenta por parte de terceras
personas, “que sea la madre quien la coma es un fenómeno reciente que
podría estar relacionado con el movimiento del parto natural y el parto
en casa que empezó a tomar fuerza en los años 60″.
La política Alissa Keny-Guyer, del Partido Demócrata, fue la
responsable de someter a votación en la Cámara de Representantes de
Oregón la ley HB 2612, que regula el derecho de la mujeres a llevarse
las placentas a casa tras dar a luz. Según le explicó Keny-Guyer a BBC
Mundo, hasta la entrada en vigor de la esa ley el pasado 1 de enero,
“aunque algunos lo hacían, no estaba permitido que los hospitales dieran
a las madres sus placentas, ya que estas estaban consideradas como un
residuo peligroso”.