[internacionales]Barrios y localidades completamente arrasadas y decenas de cadáveres bajo los escombros en Gaza

DOCE HORAS DE ALTO EL FUEGO QUE SIRVIERON PARA DEJAR A LA VISTA EL HORROR

Javier Martín / Saud abu Ramadán | EFE

Gaza

El alto el fuego respetado ayer por Israel y la
milicia del movimiento islamista Hamás dio 12 horas de respiro a los
gazatíes para aprovisionarse pero también descubrió una cruel realidad:
barrios y localidades completamente arrasadas y decenas de cadáveres
bajo los escombros.
A una hora del fin del plazo pactado, el
número de cadáveres desenterrados bajo miles de kilogramos de cascotes
superaba los 130 y hacía que la cifra total de palestinos muertos en
estos 19 días de ofensiva israelí superara ya el millar.
En los
frentes de batalla de Beit Lahia, Beit Janún, Shahaiye, Al Juza o Rafah,
y a todo lo largo de la Franja, hombres, mujeres y niños se apresuraban
con un frenesí inusual en una mañana de Ramadán para conocer como
estaban sus casas o huir por fin de “un infierno en la tierra”.
“Nos
vamos, nos vamos, no sabemos dónde pero ya no podemos resistir más.
Aunque tengamos que dormir en la calle o la playa, siempre será mejor”,
explicaba a Efe Jaled al Sahrawi, en una de las atestadas carreteras que
unen Beit Janún y Gaza.
Desoladas otros días, sometidas al agrio
sonido de las bombas y los fusiles, las calles de esta población de más
de 50.000 habitantes a solo seis kilómetros de la ciudad israelí de
Sderot, eran este sábado un continuo ir y venir de gente.
Camiones,
taxis, coches desvencijados, motocarros, precarios carros tirados por
burros famélicos y ambulancias convertidas en improvisados autobuses,
todo vehículo con ruedas era útil para entrar y salir de un paisaje
desolador.
Una infinita hilera de casas devastadas y esqueletos de
hormigón -más de 1.800 inmuebles han sido destruidos por las bombas y
más de 20.000 viviendas han sido dañadas por disparos según estadísticas
palestinas- en los que cientos de personas se afanaban por salvar las
pocas pertenencias que les quedaban.
“Me costó años y miles de
shekels levantar esta casa para mi familia. Todos nos ganábamos la vida
en este taller”, explicó por su parte Maher, junto a las máquinas con
las que él y sus cinco hijos sacaban adelante a una familia de veinte
miembros cortando bloques de piedra.
Algunos kilómetros más allá,
en el centro de Beit Janun, la foto se tornaba en un gris plomizo que
reencarnaba con escalofriante realidad aquellas fotografías que aún nos
recuerdan la Europa arrasada de la Segunda Guerra Mundial.
Una
instantánea que a media mañana olía al pútrido aroma de las decenas de
animales -en su mayoría burros y caballos- muertos en aceras y
carreteras y al acre de los cuerpos en descomposición tras días y días
bajo los escombros.
“¿A quién le importan los pobres? ¿A quién le
importan los palestinos? Tenemos la desgracia de ser pobres y
palestinos, y a nadie le preocupa que nos maten”, gritaba a las cámaras
Hatem, un joven desempleado de apenas 24 años.
Espigado, moreno y
con la barba tupida, extendía su ira más allá de la propia Franja y
colocaba al presidente de Egipto, Abel Fatah al Sisi, en los primeros
puestos de su lista de culpables de la actual masacre.
“No solo
Israel y Hamás. También el resto de países y Egipto, que permiten que
estemos aquí, encerrados en esta cárcel desde hace siete años, sin un
lugar al que huir”, afirmó.
Según cifras del ministerio gazatí de
Salud, al menos 1.050 palestinos han muerto -en su gran mayoría civiles-
y más de 6.000 han resultado heridos en ataques israelíes desde que el
pasado 8 de julio el gobierno del primer ministro, Benjamin Netanyahu,
ordenara una ofensiva contra Gaza.
Cerca de 800 de ellos
-incluidos más de 150 niños- han perecido durante la actual incursión
terrestre, iniciada hace nueve días, en la que también han perdido la
vida en combate 40 soldados del Ejército de Israel.
Reunidos en
París, los ministros de Asuntos Exteriores de EEUU, Francia, Alemania,
Italia, Catar, Reino Unido y la UE solicitaron ayer una extensión del
alto el fuego, 24 horas más y con opción a renovación.
Según
indicaron fuentes oficiales francesas, las condiciones del alto el fuego
“imponen a cada parte una especie de autodisciplina”.
“La masacre
no puede continuar, es insostenible, y todos los países que estaban en
la mesa de negociaciones han hablado con una sola voz”, indicaron las
fuentes galas, que dijeron que el objetivo común es hacer el cese
prolongado y duradero.
El primero en reaccionar fue el gobierno
israelí, que aceptó prolongar la tregua humanitaria en Gaza hasta
medianoche, según una votación telefónica de sus ministros de la que dio
cuenta el Canal 10.
Una hora antes de que esta concluyera, Hamás aún no se había pronunciado.

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