Alianza del Pacífico: integración y libre comercio a toda velocidad
n lo que a integración y libre comercio se refiere,
las cosas se mueven bastante rápido dentro de la Alianza del Pacífico,
el bloque conformado por México, Colombia, Perú y Chile que este lunes
se reunió en la ciudad colombiana de Cartagena para celebrar su séptima
cumbre presidencial en menos de tres años.
Efectivamente, el plato fuerte del encuentro,
que reunió a los mandatarios de los cuatro países, fue la suscripción de
un acuerdo para eliminar los aranceles de importación para el 92% de
los bienes y servicios que comercian entre ellos.
Y en la reunión también se aprobó la “hoja de ruta” que deberá
permitir el próximo ingreso de Costa Rica al bloque, un proceso en el
que ya también va avanzando Panamá.
Nada mal, si se considera que la idea de esta
alianza apenas se echó a andar hace menos de tres años –con la
suscripción de la Declaración de Lima, en abril de 2011– y más de un año
después de la creación de la última gran apuesta de integración
regional: la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELAC,
que apenas acaba de celebrar su segunda cumbre en La Habana.
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Aunque no del todo sorprendente si se toma en
cuenta que todas sus naciones miembros ya tenían tratados de libre
comercio entre ellos y con Estados Unidos, además de un claro compromiso
con la liberalización comercial.
“Una de las principales razones por las que
tiene sentido la Alianza del Pacífico es precisamente empezar a
consolidar muchos de esos acuerdos. Y tiene sentido aglutinarlos sobre
todo entre países con una visión similar”, le dijo a BBC Mundo Hernán
Vallejos, de la facultad de Economía de la Universidad de los Andes.
“Los miembros de la Alianza del Pacífico creen
en la integración incluyente, es decir, en integrarse con países de
todos los continentes. Mientras que algunos países de América Latina
piensan más en integrarse entre ellos y no tanto con otros países u
otras regiones”, explicó.
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“Integración profunda”
Para algunos, lo anterior hace de la Alianza del
Pacífico más un ejercicio de proyección de sus países miembros, que un
acuerdo destinado a transformar las dinámicas comerciales entre estos.
Y, de hecho, en sus documentos oficiales el bloque destaca sobre todo
que sus miembros son todos países con “visiones afines de desarrollo y
promotores del libre comercio como impulsor del crecimiento”, en claro
contraste con las economías más cerradas de otros países de la región.
“La idea de que estos países están dispuestos a
liberar (sus mercados) de forma consistente, congruente entre ellos, sí
es una señal muy distinta a la que podrían estar transmitiendo países
como Bolivia, Ecuador o Venezuela”, admite, por ejemplo, Vallejos.
“Y yo creo que la señal es importante. Pero no
coincidiría con que sea lo único”, agregó sin embargo el economista de
Uniandes, quien cree que la alianza es sobre todo un paso “en la
dirección correcta’” para “ir simplificando la maraña de normas y
regulaciones que han generado los numerosos acuerdos suscritos en las
últimas décadas”.
Mientras, en Cartagena, los mandatarios también
insistieron en que la integración pretendida por la Alianza del Pacífico
va mucho más allá de lo estrictamente comercial.
“Eliminamos, por ejemplo, esas antipáticas visas
que ponían trabas a nuestros viajeros. Como consecuencia de esto, y
solo para mencionar un caso, el número de turistas colombianos que
visitaron México… aumentó en un 68%”, dijo durante la inauguración de la
cumbre el presidente colombiano Juan Manuel Santos.
Y los países de la alianza ya también han dado
pasos concretos para integrar algunas de sus representaciones
diplomáticas, además de buscar mayores acuerdos en materia de educación,
investigación científica –especialmente en materia de medio ambiente y
cambio climático –y promoción cultural.
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¿Lo comercial vs. lo político?
Por lo pronto, la velocidad con la que se mueven
las cosas a lo interno de la Alianza del Pacífico también contrasta con
los tiempos de muchas de las iniciativas de integración que se están
dando en la región.
“La Alianza Pacífico… es el tipo de alianzas a las que Colombia
debería suscribirse en lugar de estar botando el tiempo en encuentros de
poco oficio como los de la CELAC”, se lee, por ejemplo, en una columna
publicada este lunes por el diario El Colombiano.
“Es un ejemplo efectivo de integración que se
fundamenta en lo comercial y en lo económico (sin limitarse a ello), no
en lo político (aspecto que es cambiante de acuerdo al gobierno de turno
en cada país)”, afirma el columnista, Pablo Jaramillo Vasco.
“Y lo comercial y lo económico, a diferencia de
lo político promueve la realización de acuerdos y avances concretos en
materia de integración, y no simples buenas intenciones”, escribió.
No todos, sin embargo, ven con buenos ojos la
profundización de la lógica de libre comercio que parece ser el
principal motor del proceso. Y para economistas de izquierda, como el
colombiano Aurelio Suárez, la conformación del bloque responde más a los
intereses de Estados Unidos que a los de los países de la región.
“Todos los países que están firmando esta
Alianza tienen un requisito: tener un TLC con EE.UU. Y eso le va a
permitir a los EE.UU. ir montando una especie de ‘Alquita’ (que compense
por el fracaso de su pretendida Área de Libre Comercio de la Américas,
ALCA)”, le dijo Suárez a BBC Mundo.
“Y también es una forma de catapultar a estos
países al llamado Acuerdo Transpacífico, que EE.UU. está impulsado como
alternativa a la OMC para permitir formas mercantiles ilegítimas como el
dumping y el endurecimiento de las normas de propiedad intelectual y
así consolidar toda una serie de nuevas reglas a favor de las grandes
corporaciones”, agregó.
De hecho, el potencial para “el intercambio
comercial, de inversiones, de innovación y tecnología con el mundo, con
especial énfasis en el Pacífico asiático” también es una de las
“ventajas estratégicas” promocionada por la Alianza.
Pero no todos comparten la visión negativa de
Suárez –quien el año pasado acompañó las protestas en contra de los
tratados de libre comercio de los campesinos colombianos– a la hora de
valorar el impacto del nuevo mecanismo de integración.
Y, más allá de las diferencias de opiniones
sobre las bondades y perjuicios de los tratados de libre comercio, lo
cierto es que por el momento el proceso de integración de la Alianza del
Pacífico parece imparable. Y sus potenciales impactos mucho más
concretos e inmediatos que los de otras iniciativas más incluyentes,
pero también más evidentemente políticas, que se están dando en la
región.
BBC Mundo