La Dinastía Tang

La dinastía Tang fue fundada por Li Yuan, un comandante militar que se
proclamó a sí mismo emperador en el año 618, después de reprimir un
golpe de estado de los guardias que asesinaron al emperador Sui, Yangdi
(r. 614-618). Aunque Gaozu (nombre de reinado de Li Yuan) fue el primero
de los emperadores Tang, fue bajo su hijo Taizong (r. 624-649) que la
dinastía Tang consolidó su poder y empezó a lograr una paz interna que
duraría casi tres siglos, interrumpida solo por los nueve años de la
rebelión de An Lushan (755-763).

La dinastía Sui unificó China bajo soberanos indígenas chinos por
primera vez desde el final del periodo Han, y la Tang heredó este
legado. Sin embargo, a diferencia de los emperadores Han, Taizong era en
parte de ascendencia turca, y nació y se crió en territorios
fronterizos, por lo que estaba íntimamente familiarizado con el
problemas de los invasores nómadas que estaban presionando la frontera
norte de los Tang. Hacia el año 630, Taizong había derrotado a los
nómadas turcos del este y los había reasentado al norte del Ordos, en
Mongolis Interior. Otros pueblos de Asia Central y reinos menores del
noroeste de China se sometieron a la corte Tang, nombrando a Taizong su
“supremo Khan”. Esto supuso que el importante corredor de Hexi y los
oasis del Gobi pasaran a estar bajo control imperial chino, y Taizong
reclutó guarniciones de soldados turcos y de Asia Central para proteger
las rutas comerciales, facilitando un renovado flujo de bienes
transportados por mercaderes de Asia Central, India y el Próximo
Oriente, que traían también con ellos su religión y su cultura.

La época Tang está considerada la edad de oro en los anales de historia
china, marcada por un periodo de dominio militar y político sin
precedentes del continente asiático. Es también notable por su gran
prosperidad material, elevados logros artísticos y culturales, y un
nivel de interés y tolerancia respecto a las culturas y religiones
extranjeras que convirtieron Chang’an,
la capital Tang, en la ciudad más cosmopolita del mundo. Miles de
mercaderes y artesanos extranjeros vivían en Chang’an y otras grandes
ciudades del imperio, mientras los seguidores del Budismo, el
Zoroastrismo, el Maniqueísmo, el Islam y el Nestorianismo rendían culto
según sus propias costumbres en templos, mezquitas o iglesias, algunas
de las cuales se construyeron con fondos donados por la corte Tang.

Enviados extranjeros visitaban regularmente la corte Tang, trayendo
regalos y tributos de origen turco, uyghur, toqari, sogdiano e iraniano.
Otro tipo de enviados diplomáticos eran los clérigos budistas que
viajaban a China desde la India, Asia Central, Corea y Japón para
estudiar y enseñar en famosos templos. Estos clérigos eran a menudo
recibidos en la corte, y de la misma manera, sacerdotes budistas chinos
viajaban a los centros de saber religioso (como Dunhuang) que se habían
desarrollado en la cuenca del Tarim, donde se comunicaban con clérigos
de diversas fes. Otros monjes, como el famoso Xuanzang, viajaron hasta
la India en busca de escrituras originarias de la tierra de la tierra
donde había nacido el Budismo.

La aristocracia y la sociedad adinerada Tang estuvieron fuertemente
influenciadas por la música y las artes extranjeras. Los músicos y
bailarines de Asia Central eran muy apreciados tanto en la corte Tang
como a nivel popular. Platos aromáticos hechos con caros ingredientes
importados y especies eran servidos a los ricos, acompañados de vino
hecho de uvas. Las mujeres chinas se arreglaban el pelo a la manera
uyghur, mientras que los hombres a la moda adoptaban las mallas, los
cuerpos ajustados y los tocados turcos.1 Estas relaciones
pacíficas y provechosas entre los chinos y los residentes extranjeros de
las grandes ciudades continuaron hasta que empezaron a surgir
fricciones entre los comerciantes extranjeros y los mercaderes chinos a
finales del siglo VIII. Esta fricción fue aumentando poco a poco bajo la
forma de un creciente resentimiento y recelo hacia los comerciantes
expatriados que vivían en Chang’an y otras ciudades, hasta que en el año
836 se promulgaron unas leyes que prohibían contactos sociales externos
entre los chinos y los extranjeros. En el año 845 las políticas
liberales de la corte Tang hacia las religiones extranjeras cambiaron
completamente, y todas las religiones extranjeras fueron ilegalizadas.2

Esta desintegración de las buenas relaciones entre los chinos y la
población no-nativa coincidió con un debilitamiento del dominio político
imperial Tang en Asia Central. Los inicios de este declive se fechan
normalmente hacia el año 751, cuando las fuerzas Tang fueron destruidas
por un ejército compuesto por fuerzas aliadas turcas y árabes en Atlach,
sobre el río Talas (al oeste del lago Balkash en el moderno Kazajstán).
Pocos años más tarde, en el 755, un ejército rebelde de 150.000 hombres
de la frontera dirigidos por el general An Lushan tomaría la ciudad de
Jojun (el moderno Beijing) en la región noreste del imperio. El ejército
Tang necesitó ocho años para sofocar la rebelión, y el imperio nunca se
recuperó. Durante el siguiente siglo tanto las revueltas campesinas
como las incursiones extranjeras aumentaron, a la vez que los
gobernantes provinciales iban acrecentando su poder a medida que el
estado centralizado Tang se iba derrumbando poco a poco. Aunque un
emperador Tang ocupó el trono hasta el año 907, en la década de 890 gran
parte del imperio estaba en manos de líderes militares independientes y
ambiciosos. En tiempos del colapso Tang, el imperio se había dividido
en diez reinos, y permanecería fragmentado hasta la reunificación de la
dinastía Song.

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